jueves, 24 de noviembre de 2011



Viejo cuervo
con las manos arañadas
bajo el olivo
con el olvido por el cuello
y una soga bajo los pies
alumbra la mirada de la triste espera
de una vida vivida por un otro.

A ti te suplantan como la esperma
de otros, de ninguno
te dilatan como día tras al alba
tu amargura se retuerce
en esas, tus cuatro paredes
sólo vive tu vida traslúcida mirando los pájaros
construye un hogar
con los tuyos y con los míos
implorando que tal vez vuelva
y que no sea una sombra instalada en un rincón de tu techo
que no se convierta en un espectador de tus sueños
que te libere
y suprima de todos los males imaginarios y reales
reales como nuestras cicatrices
reales como el dolor y el amor
reales como una ausencia 
dulce ausencia que te atrapa y te va haciendo añicos.