Entiendo más a los alcohólicos que a los demás

Cae bajo tu sombra quien fuera el agua de ayer

quien fuera la luz de tus días, la miseria de tus emociones

aún es tiempo de volver, de retorcerse ante tus ojos

de volcar tu mirada y empezar.

Quiero decirte que esta vez no estarás de cumpleaños

ni vendrán más años nuevos

quiero decirte que esta vez no usaré el vestido negro

ni romperé mis uñas

ni plantaré una espada en tu boca.

Respirar,

un acto involuntario, pero ¡tanto que cuesta a veces!

me cuesta sacarte, volcarte

No podría empezar poco a poco

te tomaría y arrojaría lejos,

el temor

Un no poder es más sensato que un quiero

un quiero es menos cruel que un no sé

un no sé es quizás más honesto a ratos

No sé

no sé

no sé

no sé.

Si existieras todo sería más fácil

no tendría que escuchar voces inútiles,

ni caminar por campos ya recorridos

Si existieras,

no tendría que invocarte,

serías menos ficticio de lo que ya eres

Serías la pretensión de una sombra

una llaga,

una esperanza

Si existieras

no tendría que vestirme de los mismos colores

no tendría que hacer como quien respira

Sería perderte en el mar de futilidades,

en un sueño

en una carrera donde el mejor velocista serías tú.

Si existeras

no tendría razón de seguir escribiendo.

Hoy no quiero respirar

sino escribir

Hoy no quiero respirar-te

sino escribirte

Escribir de lo mucho que extraño

de lo que añoro

de lo que significas

Hoy escribí por primera vez tu nombre.

Tus besitos me dan asquito

asquito como tu lengua en la suya

como aquella pareja de jóvenes incipientes que jugaban al amor

al amor y a la locura aparente

al talento encerrado

al gato y al ratón

Tus ojos no son más que reflejo de los suyos

y tus cicatrices, aunque te carcoman, son parte de ti

como una hoja

como una piedra

como una espiga incrustada en la colcha de tu cama

Hoy te escribo porque me agradas

eres tan insignificante que ahora te siento más cerca

más cerca y más lejos

porque eres y serás un bodrio.