jueves, 24 de noviembre de 2011




Expropiación imaginaria es lo que vives
una constante paranoia
rodeada de bailarines
bajo la copa roja
rota como las piernas del becerro.



Viejo cuervo
con las manos arañadas
bajo el olivo
con el olvido por el cuello
y una soga bajo los pies
alumbra la mirada de la triste espera
de una vida vivida por un otro.

A ti te suplantan como la esperma
de otros, de ninguno
te dilatan como día tras al alba
tu amargura se retuerce
en esas, tus cuatro paredes
sólo vive tu vida traslúcida mirando los pájaros
construye un hogar
con los tuyos y con los míos
implorando que tal vez vuelva
y que no sea una sombra instalada en un rincón de tu techo
que no se convierta en un espectador de tus sueños
que te libere
y suprima de todos los males imaginarios y reales
reales como nuestras cicatrices
reales como el dolor y el amor
reales como una ausencia 
dulce ausencia que te atrapa y te va haciendo añicos.

domingo, 20 de noviembre de 2011



Hacia el envolvente sol pasajero
te digo te espero
sólo si tu me dices hacer lo mismo
yo no puedo pedirte el alba
te lo entregaría a cambio de unos zorzales muertos
que antes volaban libres
y ahora yacen sobre esas piedras.

Cada imagen, cada recuerdo
se asoma por la ventana
y es la luz creciente
de esa luna marchita
la que se destroza
y esparce a cada mirada
implorando ser velada
llorando por ser apagada
extinguida se vería más bella
como bajo el sol
o los árboles sobre los arreboles 
que invitan a pequeños insectos a posarse junto a la savia
dejada por miles y cuantos
absorbida por otros 
mientras tanto él quiere despertar.



En la colina de un misterio
se deja ver la bruma mañanera
de viejos amigos
en compañía del viento
detrás de los árboles se esconde el sol
esperando tu respuesta
sentado sobre sus piernas.

Desde la otra colina se deja ver un lago cruzado de extraños
de miedos e inseguridades
que te abrazan
acarician
y luego te sacan las entrañas.

Jamás creyó ver que el amor cruzaría los dedos
como el aguacero
la inocencia es devorada por la serpiente
partida
atesorada detrás de unas piedras
mientras la sangre se reseca.

Ese chico.

miércoles, 9 de noviembre de 2011



Una mancha se distiende entre las sombras
un pecado y un divino parecen unirse junto al cáliz sagrado
como tus piernas
profano como tus placeres.

La fugaz espera
te pide a lo lejos que extiendas tú, albacea
intrépida y acogedora
como el pastor con sus ovejas
implorando que mañana truene
sobre la siembra.

Te pido que pienses en la hermana y en ella
en la madre, en la palma
te pido, regresa
y llevar atisbos disonantes
de una amargura en el lecho
de una ausencia hecha casi presencia.

Te digo, te venero
y es una voz casi muerta la que se asoma ante las cuatro paredes
que claman y arañan
como gato atento a la prórroga.

Y es la flor de hiel
lo que pincha y no estila
es esa sombra gris
que se atora en mi garganta desierta
colmada de saliva
mientras las aves esperan la caída y las larvas saborean el párpado.

Te odio y te venero
como una espiga rota
como el mar quieto
te digo, te quiero
y no sé si es amor o estoy mintiendo
como una silueta sobre el océano
que difuso te vuelves
con espuma por los lados
y arena a otro puerto
son tantas las que han pasado
que no sé si mañana es feriado
o pasado
o mejor nunca
porque te robaste los días
eso, un ladrón de día eres
un rebaño en masa con tantas ovejas a su haber
eres pan y eres miga
eres ocaso y eres pausa
eres trigo
eres sol
eres vida y eres muerte
eres evasión
tormenta
y ambivalencia 
desengaño
dolor
pesadumbre
eres el más recóndito ser que pisa la tierra
eres alma y eres fuego
eres temor
eres tenue
eres zorzal
y eres vientre
amaneciendo entre dos paredes
eres claustro y eres represión
eres luz y lozanía
eres severo y terco
eres azul y a la vez verde
eres violeta y morado
te deseo un vida prolongada y zigzagueante
junto a un arroyo colmado de gusanos y sapos
eres grandilocuente entre los humanos y el qué hacer divino
eres razón y sensatez
eres clamor y melancolía
eres y no eres
eres y te desdices
dices y se dice
te naces y mueres
contigo es asumir la espera
de una gloria matutina
de un verdor inexistente
el más amable de los comensales,

y si alguna vez alguno de tus prismas dejaran de existir,
 no dejaría de estar a tu lado.